viernes, 29 de julio de 2011

En invierno, y con buenas noticias

El invierno nos envía sus señales de viento, frío y cenizas, el cielo gris, pero algunos días sale el sol y eso basta para entibiarnos el alma. No es la estación del año que más me gusta, creo que no necesito aclararlo, pero esos rayos apenas luminosos, haciendo su travesía entre capas de nubes,  a veces logran volverse brillantes. Es lo que me ha pasado y necesitaba comentarlo. El sol cae a raudales: se concretó la compra de dos de mis libros por el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires. Uno es el libro de cuentos  Veranos turbulentos, el que ya me había dado satisfacciones: había sido adquirido con anterioridad para las bibliotecas de los establecientos secundarios de adultos de la ciudad. Claro que en un número bastante menor. Pero ahora es diferente: va como obsequio para todos los alumnos de esos colegios. Y el otro libro es la novela En el tren de los muertos, la que también se distribuye para todos los alumnos. Esta novela ya me había deparado satisfacciones: una mención honrosa en el Concurso del Fondo Nacional de las Artes, un hermoso ensayo e  invitación  de la Prof. Judy McInnis de la Universidad de Delaware, USA y la escritora Laura Massolo, aquí en Buenos  Aires, la había recomendado en su taller de escritura. Claro que ahora se trata de una distribución masiva, lo que decididamente es la mejor gratificación para quen escribe: lograr que te lean.   Así que este invierno 2011 de frío y triste se ha convertido en un gran logro y una gran alegría que comparto con los que visiten esta página.

jueves, 7 de julio de 2011

¡Nuevo feliz encuentro entre adolescentes y mi escritura!

Visita a la Escuela Comercial Nª 7

Lunes 4 de julio, 2011

Como todos estos encuentros con alumnos de secundario, el resultado es altamente gratificante. Un salón lleno de adolescentes de Primero, Segundo y Tercer año, las respectivas profesoras de Lengua e Historia que participaron de este nuevo Proyecto, la dirección de la joven y dedicada profesora de Lenguas, Natasha González, y la visita de la asistente técnica Mercedes Baliero del Plan de Fortalecimiento Educativo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. No parecía tarea fácil, la natural inquietud de los chicos cuando están reunidos en un grupo grande presagiaba alguna dificultad para comunicarnos. Pero luego de un inicio un poco desordenado, nos entendimos muy bien y de a poco, venciendo timidez y exposición, fueron compartiendo sus preguntas, dudas, intereses, gustos. Y siempre sorprende la devolución, la profundidad o el impacto que han dejado en ellos los cuentos analizados. En este caso fueron tres cuentos de mi autoría, escritos en diferentes épocas: La ventana, Los vándalos y El último patio.  A algunos les impresionó el contenido social de Los vándalos, a otros la impronta de la locura  en La ventana y a muchos el misterio y la sugerencia de El último patio.

domingo, 1 de mayo de 2011

Ah, los libros y sus lectores, parte II

Acabo de revisar mi blog, cosa que no hago muy a menudo, para cerciorarme de la fecha en que había escrito mi último comentario de libros. No podía creerlo. La rapidez del tiempo, lugar común mediante, de esta era, es realmente abismal. Lo hice nada menos que en el 2009, lo que no quiere decir que desde entonces no leí nada. Así que, con bastante vergüenza, retomo el tema, que por lo demás, me sigue apasionando. Ya había comentado entonces mis dificultades con la lectura de libros actuales, mi miedo, a veces, mi desolación, muchas veces. Pero por suerte, existen las excepciones, y esta vez no me fue tan mal con mi decisión, creo que hasta heroica, aunque no lo parezca, de volver a entrar en la contemporaneidad (qué palabrita). Mi nueva iniciación comenzó con la “Historia del amor”, de una, para mí desconocida, joven escritora norteamericana, Nicole Krauss. Me fue de maravillas. Una escritura con excelente lenguaje, incluida traducción mediante, ingenio, agudeza, ternura, y sobre todo, inteligencia. Además de tener el plus de llevarnos y traernos desde una Europa en guerra y con holocausto hasta nuestras tierras, Buenos Aires y Valparaíso, nada menos que mi Valparaíso, pasando por Borges y Nicanor Parra. Los personajes que integran la novela, creíbles y cercanos, incluso con el atrevimiento de Nicole Krauss de hacerlos hablar desde una primera persona, tratándose en un caso de un viejo triste y desengañado y en otro de una adolescente.  Una crítica mínima: el final, para mí, un poco artificioso si lo comparo con el resto de la novela.  En resumen, una novela imperdible.
Así las cosas, decidí aventurarme todo el verano con escritores actuales. Conocí un escritor uruguayo interesante: Felipe Polleri, su novela, “La inocencia”. Título por demás irónico, dado el tenor de su escritura. Dividida en tres partes, vale la pena por la primera: excelente lenguaje, ironía, crítica social. Seguí con Uruguay y la misma editorial, HUM: Ercole Lissardi con “Los secretos de Romina Lucas”. No me fue tan bien. A pesar de una contratapa en que lo califican de “un fenómeno único en la literatura uruguaya por la tersa belleza de su escritura y el intenso erotismo que es el eje de su obra”. Bueno, epítetos que creo bastante exagerados. Su escritura es más bien tersa que bella y su erotismo nada sutil.
Decidí entonces abandonar a los escritores de la “otra orilla” y conocer a un absoluto desconocido, el joven escritor canadiense Steven Galloway, que traía en la tapa un muy buen comentario del Nobel J. M. Coetze. La novela “El violonchelista de Sarajevo”  no sé si es tan “apasionante” como la describe Coetze, pero sí es interesante. Es una historia verídica que transcurre durante el espantoso cerco de Sarajevo. Contada a través de tres personajes que padecen este cerco, la primera historia, la del violonchelista, es la mejor escrita. (Parece que siempre las primeras partes fueron mejores).
Luego seguí con un español muy conocido y muy premiado, al que conocía solo por sus artículos periodísticos: Juan José Millás. Su libro, “Laura y Julio”, no me gustó nada. Parece que no me doy bien con los escritores españoles, los “actuales”, porque sí amo a los clásicos. Una escritura correcta, buena gramática, y nada más en este triángulo poco creíble y aburrido.
Pero de casualidad, y porque buscaba a este escritor inglés, Julian Barnes, me encontré con otro triángulo amoroso en la novela “Hablando del asunto”. La dejé para el final porque es un libro que me pareció excelente: escrito desde cada uno de los personajes que componen este triángulo amoroso hablándole a un narrador, o más bien, un “oidor”, en segunda, porque nunca aparece,  se va desarrollando una trama apasionante, en el que el interior de cada uno se va dejando ver de a poco, con sus diferentes y escondidas aristas, sus contradicciones, envidias, celos, amores. El lenguaje es incisivo y bello y toda la novela está escrita y pensada con gran inteligencia. La recomiendo sin ningún pero, ninguna crítica. Me deslumbró. Lo que un buen escritor puede hacer con un tema simple y trillado hasta el cansancio, es lo que define la buena literatura.   

lunes, 4 de abril de 2011

¡ Y ya en 2011!

Después de un largo silencio vuelvo a las andadas, es decir, a comunicarme con nadie, o tal vez con alguien, quién sabe. Había callado porque hay tanta proliferación de blogs, ya es como una basura cósmica, y decir lo que uno quiere, o le gusta, lanzarlo al ciberespacio, y esperar algo, o nada, que es lo más probable, es al menos, raro. Pero coloquio conmigo misma mediante, me dije, no sé si con mucha convicción, pero igual me dije, que ok., esto es como escribir en los antiguos diarios íntimos, pensando como si lo fuera, pero al mismo tiempo queriendo compartirlo. Es raro, repito. Después de tanta calamidad mundial, terremotos, hambre, muertos, guerras, volver la mirada hacia adentro, leer hacia adentro, publicar algo, parece hasta una herejía. Y aquí estoy, cometiendo herejía. Pero también, qué nos queda si nos privamos de eso tal escencial para uno, leer, escribir, compartir. En fin, menos lamento y a las cosas. En mi próxima entrada cuento sobre los libros que leí este verano, los que me gustaron y también los que no. ¡Y a seguir en lo nuestro! que el mundo sigue andando, de la manera que se le viene en gana, con bastantes desprolijidades a cuesta, y es harto poco lo que podemos hacer para mejorarlo. Así que mientras tanto,qué le vamos a hacer, volvemos a estar en pantalla.